Los bosques de montaña realizan una función de protección contra los riesgos naturales: la erosión del suelo, los deslizamientos provocados por las avalanchas e inundaciones,... sin embargo, están amenazados. La deforestación, el crecimiento demográfico, la expansión de la agricultura intensiva y otras actividades hacen cambiar el panorama de estos bosques y, en ocasiones, su resultan un handicap para su conservación.