El presente número de Unasylva se abría con un artículo que proyectaba una mirada retrospectiva trescientos años atrás, y termina con otro que, dando una ojeada hacia delante, cubre una distancia equivalente. J. Blaser y H. Gregersen especulan acerca de la futura función de los bosques, considerando el cambio climático y el esperado aumento de la población y el consumo de recursos. El destino de la humanidad, dicen, depende en gran medida de la forma en que nosotros manejemos los bosques. Creen, con optimismo, que dentro de trescientos años los bosques serán altamente valorados por la comunidad mundial, como también serán objeto de estima los responsables de la gestión forestal. Muchos serán los retos, y los gestores forestales necesitarán disponer de una amplia gama de destrezas para afrontarlos. La ordenación forestal sostenible
ha avanzado mucho desde la época de von Carlowitz, pero es probable que debamos seguir perfeccionando el arte y la ciencia de la ordenación durante largo tiempo aún.